Archivo diario: martes, 21 febrero, 2012

Convenciendo mi cerebro

Hoy empecé a nadar con mi nuevo traje de neopreno. Extraña sensación esa de sentir frío en las manos, los pies y la cabeza, pero estar caliente en el resto del cuerpo. Necesitas unos minutos para que tu cerebro se dé cuenta de que no tienes frío, de que solo deberías tenerlo, pero no lo sientes. Entonces, cuando ya te has convencido de ello, entonces consigues relajarte. Ahí es cuando comienza a colarse agua fría dentro del traje, y sientes frío, pero solo por unos segundos, quizá algún minuto. Pero tampoco es un frío insoportable, aunque debería serlo. Pero cuando convences a tu cerebro de que no tienes frío con el agua que se cuela y juega alrededor de tu cuerpo, solo entonces es cuando comienzas a disfrutar. Y comienzas a nadar, solo iluminado por una luz potente en la pared de la piscina. Tan potente que cuando te acercas a ese lado de la pared no ves nada. Por eso te golpeas la cabeza con el bordillo de la piscina. Entonces sientes dolor. No mucho dolor, aunque deberías sentirlo porque el golpe que te diste fue a toda brazada, hasta los dientes rechinaron. Y cuando consigues convencer a tu cerebro de que no sientes tanto dolor, entonces continuas nadando. Después de veinte piscinas empiezas a cansarte. Estás bien cansado, aunque deberías estarlo más. Y tratas de convencer a tu cerebro de que no estás tan cansado, pero no consigues hacerlo. Y cuando no consigues convencer a tu cerebro, entonces dejas de nadar. Y así, con frío pero sin mucho frío, con dolor pero sin mucho dolor, cansado pero no tan cansado es como termina tu primer día de nado con el traje de neopreno.

3 comentarios

Archivado bajo Deporte, Relato