Escuché unos gritos que provenían de la casa de al lado. Siempre me pregunté cómo hacían los padres para tener ocho hijos tan bien educados y obedientes. Quizá esta era la razón. Si consigo descifrar de dónde vienen esos gritos sabré a su vez la respuesta a muchas preguntas. Salté de la cama, subí un poco la persiana y abrí una línea la ventana. Eran las doce del medio día y el sol que entró de golpe en mi habitación me dejó ciego. Los gritos cesaron, como si hubieran estado en mi cabeza, o quizá en mi sueño. Cerré la ventana y los volví escuchar, pero esta vez mucho más lejos. Como si mi sueño se hubiera ido marchando poco a poco. Bajé la persiana y la oscuridad dio a la habitación un tono de depresión. Entonces decidí yo dejarla a ella, ahí tirada en la cama deshecha, con la oscuridad y los gritos de mi sueño.
es posible que, para escarmentar a todos los padres hayan desidido chasquear las nalgas de alguno de los 0cho; tambien, a esa hora pudo ser un vendedor callejero voceando su mercadería.
( tengo otras ideas pero no las publicaré)